sábado, 10 de septiembre de 2011

Mi tercer paso

DECIDIMOS PONER NUESTRA VOLUNTAD Y NUESTRAS VIDAS AL CUIDADO DE DIOS TAL COMO LO CONCEBIMOS.

Tal final de nuestra ingenuidad, muchos de nosotros estuvimos dispuestos a confiar en un Poder Superior. ¿Y POR QUÉ NO? Nada de lo que habíamos hecho funcionaba, o por lo menos, no por mucho tiempo. Otros entre nosotros estaban temerosos de confiar en este poder ¿y si nos daba lo que creíamos que merecíamos? ¿Y qué tal si no nos lo daba?.    

Después de hacer un examen a fondo nos enfrentamos a nuestra deteriorada autoestima, y acaso estábamos proyectando nuestras propias ideas de nosotros mismos a nuestro Poder Superior, el cual temíamos ¿estaba esperando para castigarnos por ser tan defectuosos? ¿O vivíamos con la noción omnipotente de que éramos los únicos que sabíamos que era lo mejor para nosotros mismos y para los demás? Fue entonces cuando recordamos que en el segundo paso definimos a nuestro Poder Superior como un Poder Superior a nosotros mismos. 

Trabajando el tercer paso descubrimos que este Poder era Superior a nuestra errónea idea de quien éramos.  Superior a nuestra idea distorsionada de Dios y Superior a cualquier cosa que nuestro pensamiento humano pudiera crear. Podíamos pedirle a este Dios el entendimiento para liberarnos del cautiverio, de nuestras viejas ideas. Un día a la vez; y si los viejos pensamientos persistieran; podríamos seguir tomando la acción que se nos pide en este paso, confiando que con el tiempo, la sanación  llegará. 

DECIDIMOS. Echamos a andar este paso viniendo a nuestra primera junta de CoDA. En lo sucesivo y asistiendo a más juntas, escuchamos, compartimos y comenzamos a sentir alivio. Cada vez que nos identificábamos con el historial de un compañero de CoDA o de una parte de la literatura de CoDA, incrementábamos nuestra confianza en los tres primeros pasos y en nuestra recuperación. Sin darnos cuenta nos habíamos rendido ante la sabiduría del programa, dejándonos de esta manera guiar por él.  Aquí es cuando empezamos a ver nuestro progreso. Habíamos admitido que éramos impotentes ante los comportamientos compulsivos que habíamos practicado por tanto tiempo. Empezábamos a creer que un Poder Superior, podría liberarnos de ellos. El paso siguiente era obvio.

Si creíamos que éramos impotentes y que un Poder Superior podía transformarnos, ¿por qué no aceptarlo? ¿Por qué no darle a Dios una oportunidad donde nosotros habíamos fallado? Además, ¿qué más teníamos que perder que no fuera nuestra miseria? NUESTRA VOLUNTAD Y NUESTRAS VIDAS. Habiendo experimentado alivio de nuestra obsesión por los demás, algunos quedamos complacidos. Pensamos que al haber dado el tercer paso una vez, habíamos hecho nuestro trabajo. Descubrimos rápidamente la naturaleza errónea de este pensamiento. Nuestras viejas ideas nos llaman para volver a la autosuficiencia, una vez más jugamos a ser Dios en nuestras vidas y en las de los demás. Algunas de las viejas dudas retan a nuestros nuevos pensamientos. Empezamos a pensar que si bien este programa funciona para otros, nosotros somos diferentes.

Perdiendo la esperanza empezamos a dudar de nuestra habilidad para cambiar.  Fue esta experiencia la que nos llevó al convencimiento de que este programa de recuperación no era una VARITA MÁGICA un pasatiempo para una agradable tarde. Representaba nuestra oportunidad de vivir como todo ser humano, y si lo deseábamos necesitaríamos de toda nuestra buena voluntad para alcanzarlo, así significará pedir ayuda a Dios más de una  vez. En este momento puedo escoger mi propio Poder Superior. Puedo hacer a un lado mis viejas creencias acerca de quién soy y ser quien soy, UN HIJO DE DIOS. Puedo recordarme a mí mismo que una fe en mi Poder Superiores una fe en mí mismo y que mi recuperación depende de ser honesto con mi Poder Superior y conmigo mismo. Habiendo tomado la decisión, dimos nuestro último esfuerzo, determinamos que a pesar de todas las dificultades que tuviéramos que enfrentar continuaríamos con el cuarto paso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario